Reflexiones sobre la economía mexicana

Mi Figlia, no sabes cuanto te extraño. Lo único que me consuele es que seguro estas con tu papá adoptivo quién nos dejó hace 3 meses. Cuando llegaste a las 3 semanas, aún ciega, mal nutrida, separada de tu mamá porque un cura de esos pederastas que saquean al pueblo hablándoles de lo que no existe los encontró en el terrenos y los echó a la calle seguramente con un mega sermón de lo buen católico que es, el travieso te adoptó, te cuidó, te dio de comer y te enseñó todo lo posible para poder sobrevivir. La falta de leche materna hizo que siempre tuvieras un estómago débil, no podías comer nada que los demás comen sin tener una infección estomacal al igual que yo. Así cada vez nos hemos vuelto más vegetarianos, hasta el punto que tu comida favorita eran las zanahorias, los tomates (sobre todo los que plantamos en la azotea), las quesadillas, el arroz pero sólo el Basmanti, la lechuga y la leche alpura 2000. En las mañanas cuando salíamos sólo hacías tus necesidades y jalabas para regresa